sábado, septiembre 26

La singularidad en la pluralidad




Soy una fanática del "capuchino" que sirven el Starbucks, y suelo ir cada viernes allí a tomar uno, acompañada de una alunma, un viernes sin ese café ya no es lo mísmo.




Todos los Star del mundo son iguales, el mísmo o similar mobiliario, la mísma decoración, los mísmos vasos, las mísmas o similares tartas, iguales uniformes, los mísmos palillos para remover las múltiples azúcares con las que tratan de dar su toque de distinción, el que nosotras vamos, no es distinto per-se, es quienes allí se mueven quienes lo singularizan.
Es único, al sentarte en los cómodos muebles y observar alrededor notas algo diferente, en su ambiente, en la gente que deambula, toma café, lee en la pda con wifi, es una pequeña Torre de Babel multicultural, a veces dá por pensar las diferentes cuestiones y situaciones por las que éstas personas está precisamente ahí, todo el mundo parece estar fuera de su lugar de procedencia, y a la vez se acopla muy bien al ambiente del maremágnum. La mayoría  son de algún otro lugar de Asia,algún americano, tal vez europeos; escuchamos conversaciones en chino, tágalo, inglés, español y hasta rumano. Es curioso encontrar a las mismas personas cada viernes; en la terraza hay un grupo de mujeres que llega con sus perros. Todas se conocen y se sientan en la misma mesa, hay un japonés algo mayor que siempre llega solo y pasados unos minutos se reúne con algunas chicas de apariencia europea muy guapas, siempre las mismas. Lo curioso es que es un lugar para ligar, algo extraño en Japón donde no se acostumbra hacerlo tan abiertamente y menos en un café. 








Nos divertimos observando, cada semana ocurre algo diferente, éste último, al llegar vimos en la terraza a tres policías junto a un hombre con evidentes síntomas de embriaguez, no era japonés, y gritaba e insultaba contra los agentes. Éstos querían que se retirase, porque estaba armando un escándalo. De pronto, sin mediar más palabras, el hombre decidió irse montado en su bici (llegaría lejos pedaleando y bebido? ). Muchas de éstas nos las perdemos, ya que nunca nos sentamos sentamos en la terraza ,al ser zona de fumadores.
En la zona interior, tambien hay sus pequeñas historias, hay un japonés discapacitado que parece acude asiduamente porque todos los camareros le conocen y hablan con él animadamente, se nota que se siente importante con la atención que le deparan, y es uno de los que nunca faltan a la cita de ilustres diarios del Starbucks. Tenemos una especial conocida “nuestra amiga” es una señora de ascendencia china de unos sesenta años bien cumplidos. jamás hemos cruzado palabra, pero basta que nos vea llegar, para que se ubique a nuestro lado y atienda con sumo interés a nuestra conversación (a todo ésto hablamos en español), la duda me corroe....comprenderá lo que decimos....simplemente le encanta oir hablar en una lengua extraña para ella? le atraerá la musicalidad de la entonación castellano-peruano-nipona de nuestras frases? A mi alumna le encantan los viernes de Starbucks, dice: "aquí no parecemos estar en Japón", volvamos otro día, de acuerdo? Seguiremos fieles a la cita...........El viernes  .............capuccino!!!

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