Mi hija llegó a Japón a la edad de cuatro años cuando aún cursaba estudios de educación inicial en una escuela nikkei (descendiente de japoneses) en Lima, recuerdo que con motivo de su llegada hicimos una reunión en casa con otras dos familias peruanas que tenían hijos entre cuatro y seis años de edad, los niños habían llegado un año antes y hablaban sólo en japonés por supuesto que Karla no entendía nada y los niños no le hacían partícipe de sus juegos , quería intervenir pero ellos no deseaban hablarle en un idioma para ellos extraño, jugaban y ni siquiera intentaban animarle a hacerlo juntos , en ese momento sentí mucha tristeza ver a mi querida hija a punto de llorar, me pregunté si hice bien en traerla a Japón .
A las pocas semanas ingresó a la guardería y empezó a aprender japonés, en casa hablábamos en castellano y ella respondía con una mezcla de palabras en japonés y español, poco a poco se fue adaptando y llegó un momento que ya no quería hablar la lengua materna delante de sus amiguitos de la escuela porque no se quería sentir diferente a ellos.
Los que vivimos en un país que no es el nuestro nos preguntamos si deberíamos enseñar a nuestros hijos solo el idioma del país donde vivimos, con nuestras propias carestías en el. o deberíamos intentar que sean bilingües, algunos estudios sostienen que los niños expuestos a varios idiomas con más creativos y desarrollan mejor las habilidades en la resolución de problemas. Otros estudios sugieren que hablar un segundo idioma, aunque solo sea durante los primeros años de vida, ayuda a programar los circuitos cerebrales para que sea más fácil para el niño aprender más idiomas en el futuro.
Lo cierto es que han pasado diecinueve años. Karla domina perfectamente el idioma japonés pero el español sólo lo entiende y responde en la mayoría de los casos en japonés, en casa no dejamos de hablar nuestro idioma materno además le inculcamos también nuestra cultura viendo videos y noticias referentes a Perú, pienso que lo más importante es no olvidar nuestras raíces aunque llevemos sangre japonesa también, no dejamos de ser hispanos.